Agnimitra
Septiembre 6 2013
SILENCIO - Vientre Universal

El silencio es
el Vientre universal donde es gestada la consciencia y su expresión, la
materia. Como Vientre universal el silencio es, por lo tanto, innombrable e
indefinible y está más allá de la relación dicotómica en la cual
encapsulamos nuestras experiencias de interiorización, y de silencio exterior;
resultando de esta limitación conceptual del silencio, como simples opuestos
del sonido, las tentativas frustradas de vivir un silencio interior.
El silencio
interior o exterior (pues de hecho ni interiormente, ni exteriormente hay
silencio) no puede jamáis ser alcanzado. Lo que experimentamos durante una
meditación, recogimiento o alineamiento, y que a veces describimos como
silencio no es el Silencio, Vientre universal. El Vientre universal abarca en sí,
sin dejarse jamás tocar por ellos, el silencio interior o exterior, siendo que
éstos de hecho no son silencio, si no son oídos por vías distintas de las
habituales.
Veamos más de
cerca. Cuando decimos que hay silencio exterior, en general queremos decir
simplemente que el sonido producido por la voz física pasó a ser emitido
únicamente pela voz mental, visto que la voz realmente y en última instancia es
la misma, difiriendo apenas por coloraciones y velocidad de expresión. Cuando
la expresión “silencio exterior” se refiere entonces a la ausencia de sonido en
el ambiente en que estamos, esto fácilmente se percibe, es relativo,
visto que en general la sensación de silencio externo es fruto de la
retirada de la atención de los sonidos del ambiente, o la percepción de los
sonidos del ambiente por otras vías.
Toda la
manifestación es Sonido. La propia Consciencia y su velo, la Materia Universal,
es Sonido. El Espacio, que contiene en sí tanto Consciencia como Materia, este
sí, es el verdadero Silencio, y se marca siempre presente, por ser Silencio
Absoluto, y al mismo tiempo el conjunto de todos los sonidos y ausencia
de todos estos, se revela en la Consciencia como sonido Interior y silencio
Interior, y en la Materia como sonido exterior y silencio exterior; recordando
que el silencio es apenas una sensación o impresión, una vez que la
Manifestación es Sonido y el silencio que en ella creemos experimentar es
apenas Sonido en otro nivel.
¿Cuándo hay
entonces, verdadero Silencio? Para responder a esta pregunta precisamos
meternos en la dinámica de la Manifestación misma. “El Espacio”, dice Helena.
P. Blavatsky en su Glosario Teosófico, “siempre fue, es y será; la Causa eterna
de todo, la Divinidad incomprensible, cuyas vestimentas invisibles constituyen
la mística raíz de toda materia y del Universo.” Dice ella aun: “El Espírito es
la primera diferenciación de Aquel, la causa sin causa del Espírito y de la
Materia”.
La dinámica de
la Manifestación Universal, como la Consciencia Una y Plena como aspecto
inmanifiesto, es la Materia universal e indiferenciada como aspecto manifiesto,
está en estas palabras sintetizada. Lo que llamamos Universo, la
experiencia, la Danza Cósmica tiene su raíz, e incluso es sólo una
posibilidad, gracias a estos dos elementos, que parecen ser apenas dos, por
cuenta de la mente concreta y racional, que son esencialmente: la
Consciencia Plena y su expresión en el palco, de actuación la Materia.
Por Consciencia
Plena quiero decir, el Yo único e inherente a todo, el Atman de los Vedantas,
el Espírito Universal. Y Materia es la substancia primordial que por sucesiva
diferenciación forma el conjunto de campos de experiencia en que los rayos de
aquel Yo Único harán sus experiencias.
Tenemos ahí, por
tanto, los tres elementos primordiales de la Danza o Música Universal: La
Consciencia Plena, o Yo Universal, el Padre, por lo tanto; la Materia,
Substancia Primordial, es la Madre Universal; y el Hijo, que surge de la
relación misteriosa de los dos elementos anteriores, el Alma, o “Yo Soy”, la
Entidad a un solo tiempo espiritual y material, Centella y Rayo, pero al mismo
tempo Una e idéntica, la Consciencia Plena. Estas tres son las tres Notas
Raíces. Y de ellas, que esencialmente son una Única Nota, surge toda la
Sinfonía de la Manifestación Universal. Sin embargo, esta sinfonía tiene su
contrapunto en las pausas que sustentan y dan a ella inclusive sentido. La
pausa es el propio Espacio, la Causa sin causa. Y el verdadero Silencio es
vivido cuando cualquiera de los tres elementos, cualquiera de las tres
Notas es reabsorbida en el Espacio, Absoluto e incognoscible.
Y ahí no se
puede decir que este Silencio es vivido, ni experimentado, pues allí se apaga
la Consciencia, elemento vivificador de la experiencia e incluso la Materia,
substancia de la propia experiência; puede decirse, como máximo que allí
el Silencio Es.
No nos
engañemos, todavía, imaginando que el Espacio, este Algo indescriptible, esta
Divinidad “siempre incognoscible” está distante y solamente por un alto
grado de evolución o desenvolvimiento puede ser alcanzado. Al contrario, esta
Divinidad “es la única cosa eterna que podemos fácilmente imaginar, inmóvil en
su abstracción y no influenciada por la presencia o por la ausencia de un
universo objetivo” en ella, una vez más, citando las palabras de H. P.
Blavatsky en su Glosario Teosófico.
Nosotros tomamos
nuestra existencia o expresión en este Espacio, y somos mismo esta Divinidad.
Nuestra Naturaleza real eterna, e inmutable es esta Divinidad. Luego
tanto nuestra manifestación inmaterial como material, Consciencia y Forma, son
el velo místico, unido a esta Divinidad, que somos nosotros mismos.
El Silencio no
se puede vivir, no se puede experimentar, no se puede encapsular en una corta o
langa práctica. O aceptar esto simplemente y ya recobrar la memoria de
nuestra verdadera Naturaleza y deshacer las amarras del esfuerzo inútil en
realizar lo que somos. Visto que ya somos lo que somos, todo esfuerzo es
innecesario, y la Realidad de esta Divinidad se debe dejar que brille por sí
sola.
Publicado por
Agnimitra.
Tarducción al
español: H. N. http://mensajes-del-espiritu-2013.blogspot.com